La situación sanitaria global ha supuesto un cambio de paradigma en todos los campos de la sociedad. Desde luego, la formación es uno de los ámbitos más importantes a nivel social, puesto que de ella se desprenden muchos factores que luego intervienen en la productividad de las sociedades, así como en la educación como sistema de cambios y retroalimentación constante. Y por ello, en tiempos de Covid-19, la formación debe reinventarse y surgir una renovación que garantice la viabilidad de los métodos en todos los sentidos.
La formación online puede ofrecer todas las respuestas, ya que por su naturaleza digital está indicada precisamente para situaciones como las actuales, donde la movilidad y el contacto físico se han visto afectados o disminuidos en favor del cuidado y la salud, desde el punto de vista individual, pero sobre todo, colectivo.
Evidentemente, algunas instituciones, como la Universidad Tecnologica TECH ofrecen muchas más ventajas con respecto a otras cuya migración a la era digital y a la formación adaptada todavía deja mucho que desear. Pero por norma general, la mayoría de las instituciones han utilizado la formación online como un incentivador de los procesos de estudio en estos tiempos.
Así, la formación online ofrece algunas ventajas que resultan cruciales en situaciones como las que está planteando la Covi-19.
Disponibilidad en todos los sentidos
Una de las razones principales por las que la formación online resulta ideal en tiempos de Covid es que independientemente del lugar en el que resida la persona o se encuentre el alumno, podrá formarse igualmente, porque todo ocurre en entornos digitales. de forma que va a poder estudiar desde su casa y la formación no perderá un ápice de calidad.
De la misma manera ocurre con todos los dispositivos, pudiendo formarse desde el ordenador, desde un portátil o desde un móvil inteligente, sin que la experiencia se vea mermada.
Finalmente está el hecho de poder dedicar más tiempo. En un instituto con formación presencial se debe cumplir con los tiempos establecidos; mientras que en la educación digital, los alumnos dedicarán el tiempo que crean necesario para entender y avanzar, ya que la formación en línea siempre estará disponible para su revisión, análisis y aprendizaje, pudiendo dedicar más tiempo en comparación con la educación convencional, de forma que además, no se debe perder tiempo en desplazamientos.
El coste de la formación
Como industria, la formación online tiene menos costes fijos que la educación “tradicional”, por esa sencilla razón, el acceso a la formación de calidad es mucho más barata de cara a los alumnos. Y eso beneficia notoriamente al sistema y a su integración, puesto que aparte permite abaratar los costes indirectos relacionados con los desplazamientos, los gastos de ropa o en alimentación que los alumnos deben llevar a cabo con la educación convencional, entre otros tantos factores que podrían mencionarse.
La formación es más atractiva y dinámica
Relacionado con lo anterior, al ser una industria que gasta menos en “costes fijos”, puede invertir más en la calidad de los contenidos de formación, y así sucede en casos como el de la universidad mencionada, haciendo que la formación sea de mayor calidad, más competitiva y con mejores salidas laborales para quienes la llevan a cabo.
Pero además de ello, el simple hecho de los contenidos digitales y sus distintos formatos admitidos -vídeos, audios, contenidos animados, presentaciones, entre otros- convierten a la formación online en un proceso más atractivo y dinámico que la formación convencional. Los alumnos demuestran mayor interés y suelen involucrarse más, porque los formatos son atractivos, y favorecen la investigación y el entendimiento en general.
La obligatoriedad de la interacción
Aunque parezca extraño, la formación online puede favorecer más a la interacción y a la compenetración de equipos de estudio y trabajo, con respecto a la formación presencial. De hecho, en la educación presencial -sobre todo a nivel superior- muchos alumnos pueden por sí mismos realizar la mayoría de los trabajos y obtener una titulación sin necesidad de forjar relaciones y compromisos de estudio sólidos con el resto de sus compañeros.
Por el formato, por algunos módulos propios de la era digital -como los webinars y las presentaciones interactivas-, la comunicación y la discusión grupal se convierten en una constante. Y eso se ve aún más apoyado por los grupos de contacto y comunicación entre profesores y alumnos, a través de redes sociales o aplicaciones de mensajería instantánea. Todo ello, no sólo favorece a la interacción, sino que prácticamente y de manera subliminal, obliga al hecho, y repercute en que la educación sea aún más incentivadora con procesos de retroalimentación y mejora constante.
¿El futuro de la formación?
No se puede dejar de mencionar que, si bien la educación a distancia o la formación online está repleta de ventajas, tanto para quienes la imparten como para quienes la reciben, como todo tiene sus desventajas o, en este caso, sus dificultades de implementación. No siendo a veces compatible con algunas carreras o asignaturas, sobre todo, con las que son eminentemente técnicas y requieren una evaluación ‘in situ’ de los resultados obtenidos por el alumnado.
Considerando todo y haciendo un resumen, sin embargo, sí podría afirmarse que la mayoría de los esfuerzos que se realizan en la educación -como industria y como sistema- están encauzados en la búsqueda de mejores formatos y metodologías, para que la formación online no sea únicamente una alternativa a la educación presencial, sino que sea directamente el futuro de la educación. Puesto que permite una mayor versatilidad y dinamismo en la implementación de conocimientos y en la mejora de los contenidos, de acuerdo a las realidades de cada carrera o asignatura; al tiempo que los costes de implementación y las barreras tecnológicas se reducen, en el primer caso, y directamente se erradican, en el segundo.
Lo que sí es evidente, es que la formación online ha sido una solución oportuna y directa para la situación sanitaria global actual, donde la asistencia a institutos de educación presencial resulta imposible, y donde por cuestiones meramente de prevención y salud pública, muchas personas se han habituado a estilos de vida donde lo digital predomina.
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