No hace muy poco tiempo el patinete era uno de los juguetes favoritos de los niños en Navidad. De hecho, son esos mismos niños de aquella época los adultos jóvenes que hoy potencian el uso de los patinetes, esta vez eléctricos, en las principales ciudades de España, y por qué no, del mundo entero.
El patinete eléctrico, si bien no es un invento reciente, se ha convertido en todo un fenómeno de la denominada micromovilidad, y entender su auge y sus causas es una forma de entender por qué pareciera estar en una tendencia que solo aumentará con el pasar de los años.
Ahorro en su máximo esplendor
Cuando se habla de la movilidad en las ciudades, se suele hablar principalmente de los coches, de las motos, pero por sobre todas las cosas, del transporte público.
En todos esos casos, sin excepción, se habla de alternativas de transporte que o bien no tienen un coste accesible para la mayoría de las personas, o bien no son ni tan rápidos ni tan eficientes como se quisiera, para poder hablar de ellas como soluciones expresas de movilidad urbana, sino que pueden ser incluso responsables de que la movilidad se convierta en un caos.
El patinete eléctrico promete y cumple ahorro en su máximo esplendor, ya que no solo modelos populares como el Xiaomi m365 son mucho más económicos que cualquier vehículo -y requiere menos mantenimiento-, sino que también por la dinámica de su uso es mucho más eficiente y rápido en permitir llegar a los usuarios de un punto a otro, sin atascos, sin problemas de ningún tipo.
Ciudades inteligentes y sostenibles
Entender el auge de los patinetes eléctricos dentro del fenómeno de la micromovilidad requiere de entender la industria y las sociedades a un nivel de perspectiva más elevado, ya que en la actualidad a nivel masivo se está transitando una ruta que sin duda llevará a convertir las ciudades en espacios más inteligentes y sostenibles.
Es allí donde entran soluciones, hechas modelos de negocio, como el alquiler de patinetes eléctricos, la construcción de rutas específicas para que transiten, o la legislación en materia de circulación de estos pequeños artilugios, hoy convertidos en vehículos al uso.
Estos movimientos a nivel político, social y comercial no hacen otra cosa que impulsar el uso de estas alternativas, que hoy más que alternativas son una realidad, porque permiten aplicar ciertamente los conceptos de ciudades inteligentes y sostenibles, puesto que son aparatos que no contaminan -la mayoría son eléctricos-, que consumen muy poca energía por kilómetro, que permiten una movilidad mucho más económica y fácil en todo sentido -sobre todo con la creciente industria del alquiler de estos dispositivos-, creando espacios urbanos mucho más eficientes, algo que los jóvenes urbanitas, principales usuarios de estos patinetes, agradecen.
Satisfacción por diseño
Suele utilizarse el término crisis por diseño cuando una política pública, diseñada ex profeso, crea malestar en la población y en la satisfacción de la misma. Pues, en el caso del auge del patinete eléctrico como medio de transporte en las ciudades, pudiera acuñarse el término de satisfacción por diseño.
Porque se trata no solo de un aparato que por su diseño y por su concepto original está pensado para satisfacer tanto las necesidades de movilidad como de comodidad de un sinnúmero de personas, sino que toda la industria ha estado tomando las medidas y las direcciones adecuadas para darle el protagonismo a un aparato que, sin duda, se ha convertido en un fenómeno de masas digno de total mención, creando entornos de micromovilidad que hoy son mucho más baratos, eficientes, cómodos, y no dejando de lado que son alternativas aún a los vehículos convencionales, pero permitiéndose coexistir plenamente sin canibalizaciones ni incompatibilidades.
Esa satisfacción por diseño posiblemente siga creciendo, ahora que el alquiler de patinetes no se limita únicamente a las capitales o centros tecnológicos del país, sino que llega a las ciudades de costa, más emparentadas con el turismo.
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